Tattoo explora el tatuaje como obra de arte a lo largo de la historia
Siempre presentes en la historia de las culturas, los tatuajes son más que un mero adorno o una moda. Los tatuajes cuentan historias personales, crean identidad y sentido de pertenencia y depende del marco cultural, hasta pueden tener la función de proteger. Su popularidad en los países occidentales es sólo una consecuencia de lo importante que ha sido siempre para el ser humano utilizar la piel como lienzo inseparable.
Por ello, el Museum für Kunst und Gewerbe (MKG) de Hamburgo ha programado hasta el 6 de Septiembre, “Tattoo”, una exposición que repasa la importancia y el simbolismo del tatuaje a lo largo del tiempo, pero más que desde una perspectiva antropológica, como se ha hecho con anterioridad en los museos de historia, desde una perspectiva artística, mostrando actitudes internacionales respecto al tatuaje y recogiendo el debate actual.
Esta exhibición se compone de 250 obras entre las que encontramos fotografías, xilografías a color, pinturas, esculturas, videoclips, instalaciones de audio, plantillas y hasta una selección de instumental que va de las herramientas más sencillas creadas con elementos de la naturaleza hasta las máquinas, los colores y los pigmentos más modernos.
La exhibición está curada por la antropóloga suiza Susanna Kumschick, quien reparó en la necesidad de mirar a los cuerpos tatuados de otra manera, observarlos desde un punto de vista artístico y llevarlos a museos de arte y diseño. Según Kumschick, no todos los tatuajes son obras de artes pero hay piezas que deberían ser estudiadas y miradas como tales.
Además de obras de tatuadores célebres como Christian Warlich (“The Tattoo King”) y Herbert Hoffmann, la exhibición también incluye piezas sorprendentes como un cerdo cubierto de tatuajes y un hombre tatuado por el artista conceptual belga Wim Delvoye, quien fue vendido como obra de arte y que es exhibido dos veces al año. El comprador ha adquirido el derecho de prestar, vender y regalar a este hombre y de preservar su piel después de su muerte.
“Tattoo” nos descubre muchas curiosidades sobre los tatuajes como que tanto las mujeres que trabajaban en los circos en el siglo XIX como las aristócratas llevaban tatuajes en el mismo periodo, pero las mujeres de clase no los enseñaban. O que los tatuadores ingleses habían tatuado a miembros de la realeza de la época como el Rey Alfonso XIII de España o el Rey Jorge V de Inglaterra ya que los tatuajes fueron moda hasta la segunda guerra mundial.
Pero según Kumschick, tatuar está más de moda ahora porque enseñamos nuestra piel mucho más, así que se ha convertido en un medio de comunicación. Tenemos que mirarlos de cerca, dice Kumschick, porque depende de donde los tengas en el cuerpo, estás diciendo cosas diferentes. Hoy en día es muy común llevar un tatuaje, pero no es lo mismo tatuarte en el tobillo que en la cara, con éste último estás diciendo algo más.
En 1981, Timm Ulrichs se tatuó ´The End´en el párpado derecho, solo visible cuando tiene el ojo cerrado. Es un mensaje extraño, que recuerda a cuando se colocaban monedas en los ojos de los muertos. Aunque los tatuajes son para siempre, nuestra piel es efímera, por eso son una obra viva que no se pueden preservar. Los tatuajes vivirán con nosotros mientras tengamos los ojos abiertos.
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