El gato esfinge
Se conoce como gato esfinge o gato egipcio a la raza de gato que apenas tiene pelo. Curiosamente, su pelaje guarda un cierto parecido con la textura del melocotón ya que sí posee una especie de vello parecido al de los humanos. Esta característica siempre ha dotado a esta raza de misterio, ha cautivado y llamado la atención de todo el mundo que tuviera a su alrededor.
Es delgado, esbelto, su rostro es triangular y tiene unos pómulos muy marcados, guarda una cierta similitud con una esfinge egipcia y, por eso, era considerado un animal sagrado en el Antiguo Egipto.
Se creía que era un felino divino, venido directamente desde el lado de los dioses para guardar a la población de lo desconocido. De hecho, los gatos en aquella época gozaban de alta admiración, incluso superior a la de otros animales. Tener un felino en casa era considerado signo de nobleza y honra, es más, cuando moría, la familia guardaba luto durante un tiempo, llegando a afeitarse las cejas en señal de respeto.
Estos animales en Egipto eran tan venerados, que incluso alguna de sus diosas era representada con cuerpo o cabeza de gata. De hecho, la diosa Bastet, era una de las más adoradas, aunque hay diferentes teorías sobre ella.
Por un lado, se creía que era la diosa del hogar, que proporcionaba alegría y armonía y por otro, se creía que era la diosa que representaba el deseo sexual, la fertilidad y las virtudes y bondades de la mujer.
La diosa Bast, como también se denominaba, era conocida por su carácter pacífico a la que convenía tener contenta ya que cuando se enfadaba mostraba un excesivo carácter temperamental.
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