La tecnología detrás del tatuaje también es un arte

La artista y tatuadora neoyorquina Amanda Wachob ha desarrollado un innovador proyecto para visibilizar el papel de la tecnología a la hora de producir un tatuaje. Para ello ha encontrado la manera de convertir los datos intangibles que produce la máquina tatuadora al tatuar en coloridas obras de arte. Este proyecto, llamado Skin Data o Datos de la piel, se ha desarrollado recientemente en el New Museum de Nueva York produciendo sorprendentes resultados.

Esta exhibición pretende visibilizar la tecnología que está presente a la hora de hacer un tatuaje y que la gente tome conciencia de la importancia de ésta. Para ello estudia el voltaje que se utiliza, las pulsaciones de la aguja y el número de veces que aprieta el pedal para dar vida al tatuaje. Para conseguir captar estos datos  intangibles ha colaborado con el neurólogo Maxwell Bertolero, quien le ha proporcionado programas que el usa para su propio trabajo científico para analizar datos del cerebro, con unas pequeñas modificaciones para que se adaptara a los objetivos del trabajo de la artista.

Para realizar este proyecto, Wachob, quien lleva más de diez años trabajando como tatuadora, hizo un llamamiento para captar a 12 voluntarios que obtendrían uno de sus tatuajes por un valor de 500 dólares de manera gratuita y a cambio ella podría recopilar datos sobre voltaje y tiempo  usando su equipo y traduciendo esa información en representaciones visuales de los datos obtenidos mediante un osciloscopio, un aparato eléctrico que mide el voltaje.  Los participantes que fueron los primeros en responder a esta convocatoria, pudieron escoger entre 23 modelos diferentes de estos bonitos tatuajes.

Amanda Wachob, además de tatuadora,  está graduada en bellas artes y por ello sus diseños son únicos. A primera vista parecen acuarelas o pintura corporal con luminosos colores, pero son tatuajes permanentes. Tanto es así que estos tatuajes atrajeron la atención del New York’s New Museum lo que ha hecho que el trabajo de Wachob se pudiera trasladar de su estudio a una galería de arte pudiendo dar vida a este proyecto.

Wachob saca los datos de la duración de las pulsaciones que produce la aguja de la máquina de tatuar y el voltaje de electricidad usado durante la sesión y los traduce en representaciones visuales. Los colores del diseño están basados en la escala del espectro y determinados por el voltaje del tatuaje, que va de 6.2 a 11.7 en sus máquinas. La extensión de cada línea está determinada por la duración de la pulsación de la máquina. La imagen final se muestra en un formato de mapeado 1:1 tal y como sería presentada en una revista científica.

Este proyecto es solamente el principio, está viendo las posibilidades de cuánta información es posible recopilar mediante esta nueva manera de aplicar la tecnología a la experiencia de hacerse un tatuaje- desde cuantas veces pisa el pedal, hasta cuáles son los ciclos de la máquina (el grado de precisión con que el mecanismo conecta con el clavo de contacto en la máquina de tatuar). Y también explora la posibilidad de convertir la tecnología en arte.

Amanda Wachob es conocida internacionalmente por su trabajo innovador y progresista en el medio del tatuaje. Ha dado charlas en el Metropolitan Museum of Art y el Museum of Arts and Design en Nueva York. También ha publicado varios libros como Forever Blue y Bodies of Subversion: A Secret History of Women and Tattoo. Este proyecto es solo el principio de la exploración de la tecnología que se esconde detrás del arte de tatuar.

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